El G-7 logra un principio de acuerdo sobre la ayuda a Ucrania con los activos rusos congelados | Internacional
Los negociadores de las delegaciones de los países del G-7, reunidos en su cumbre anual en el sur de Italia, han logrado alcanzar un principio de acuerdo acerca del mecanismo para entregar nueva ayuda financiera a Ucrania utilizando los intereses generados por los activos congelados de Rusia, según señala una fuente europea. “Está hecho, faltan algunos detalles que se verán en la mesa de los líderes, pero el acuerdo político está ahí”, asegura un alto responsable europeo que participa en las negociaciones. Se trata de una medida de gran calado, que ha costado meses pactar, destinada a garantizar la continuidad del apoyo a Kiev al tiempo que inflige un daño a Rusia.
La idea es que se llegue a un préstamo de 50.000 millones de dólares —un valor parecido al de los últimos paquetes de apoyo aprobados por la UE o por EE UU— que se vaya pagando con los rendimientos de los activos rusos inmovilizados por las sanciones occidentales. El mecanismo que se baraja y, que falta por ajustar aún, es que cada miembro del G-7 con activos rusos congelados estructure sus préstamos conforme a sus procedimientos internos. La Unión Europea —donde están la mayoría de los activos rusos congelados— puede otorgar el préstamo y usar el retorno de esos activos rusos inmovilizados para subsidiar el pago de intereses y principal por parte de Ucrania. El resto del G-7 podría seguir esos pasos usando el retorno de activos inmovilizados en sus jurisdicciones.
La expectativa es que la declaración final no entre en detalles técnicos, sino que se limite a enviar un fuerte mensaje político. No obstante, la cumbre es una oportunidad para ir esbozando esos detalles que tendrán que ser finalizados después por los equipos especializados de los países miembros.
Alemania era uno de los países que mostraba algunas reticencias, con un deseo de esbozar de la manera más clara posible el esquema y las garantías, pero las fuentes europeas no creen que vaya a bloquear el acuerdo final.
Desde el punto de vista de la UE, se puede: una partida excepcional habilitada este año por el reglamento del presupuesto europeo permitiría canalizar ese préstamo como programa de asistencia macroeconómica con la aprobación de una mayoría cualificada del Consejo (al no hacer falta la unanimidad, la aprobación del órgano que representa a los Estados miembros sortearía el posible veto de Hungría, por ejemplo). “Es la ventana de oportunidad perfecta porque si se retrasa, su aprobación en 2025 requeriría cambiar el reglamento del presupuesto, para lo que se necesita unanimidad”, dice un alto diplomático europeo. Dentro de esos detalles, se plantea que sea EE UU quien ponga las garantías (o parte de ellas) para el préstamo europeo, una forma de involucrar a Washington y también de tranquilizar a la UE; pero ese capítulo todavía está en discusión.
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La UE ha llevado la propuesta muy cerrada y acordada en casa, con los Estados miembros, para que después no haya negociaciones interminables. La UE ya aprobó una medida —que se ha creado en forma de sanción a Rusia— para armar a Ucrania con los rendimientos que generan los activos rusos inmovilizados por las sanciones al Kremlin; eso genera unos 3.000 millones de euros al año. La idea ahora es transformar ese sistema en un préstamo para Ucrania, ya que si se usan esos rendimientos para pagar los intereses del préstamo puede haber más dinero disponible para Kiev, y más en un contexto como el actual, muy difícil en el campo de batalla y de enorme volatilidad política.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, señaló este jueves la determinación de los socios: “Queremos apoyar a Ucrania. Suministrar más apoyo financiero para que puedan defenderse”, argumentó.
Por otra parte, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, tiene previsto firmar con ocasión de la cumbre del G-7 sendos acuerdos de seguridad con EE UU y Japón. Los países del G-7 anunciaron en la cumbre de la OTAN de Vilnius del año pasado su intención de proceder a la firma de acuerdos bilaterales de seguridad con Ucrania a la espera de que se despeje el camino de adhesión de Kiev a la Alianza Atlántica. Una treintena de países se adhirieron a esa declaración y varios de ellos, incluidos Alemania, Francia y España, ya han sellado los pactos prometidos, que garantizan a Ucrania flujos de armas y otro tipo de apoyo, en el intento de enviar una señal de persistente compromiso. Este jueves es el turno de Washington y Tokio.
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